De literal abuso de poder
Un hecho histórico se dio en Baja California: por primera vez en la historia el Gobierno del Estado destinó 27 millones de pesos para la publicación de libros. Esto sin duda suena como una gran noticia para el gremio cultural de esta región, pero la realidad es un tanto distinta.
Todo comenzó como un compromiso de campaña de Jaime Bonilla Valdez, quien prometió la creación de la “Gran Editorial Estatal de Baja California” para la publicación de libros principalmente de autores locales, y durante sus primeros meses de gobierno la promesa se convirtió en realidad con el nacimiento del fondo editorial La Rumorosa. Hasta ahí todo iba más o menos bien.
El detalle que percibí desde un inicio es que se publicaría a los autores de manera discrecional, es decir, sin una convocatoria que diera la oportunidad a todas las personas de participar. Dicho de otra manera, sería algo así como “por invitación”. Aunque la verdad a nadie le queda cien por ciento claro cómo funciona, porque no hay información pública disponible que defina los lineamientos.
El fondo editorial nació huérfano, es decir, fue una idea del gobernador, pero él no se haría cargo de su funcionamiento, así que tenía que delegarlo a alguna de las secretarías, como opciones figuraban: Educación, Economía y Cultura, siendo esta última la que “se sacó la rifa del tigre”.
El secretario de cultura, Pedro Ochoa Palacio, que tiene más de 30 años de trayectoria en la administración pública y en el sector cultural, publicó a la brevedad el primer tiraje de libros, entre los que se encuentra California: biografía de una palabra, de Carlos Lazcano, autor de Ensenada con trayectoria probada, lo cual legitimó de entrada a la editorial. Además, la calidad de impresión del libro es de primera, cosa que nunca se habría logrado con una editorial comercial, con un libro de historia de esta región, porque no sería costeable.
Pasó alrededor de un año y entonces se aprobó el presupuesto de 27 millones de pesos para publicar 40 o 45 títulos, con un tiraje de mil ejemplares de cada uno. Haciendo la división toca como de 600 pesos por ejemplar, lo que causó la especulación de que hubiera “moches”.
En lo personal me parece elevada la suma del costo por cada ejemplar, aunque soy consciente de que el costo de producción de un libro no sólo es la impresión, sino también el trabajo de edición, revisión y diseño, además de materiales gráficos para la ilustración. Si bien es muy sabido que el gobernador no es una persona honrada, y que podría quedarse, de una u otra manera, con un porcentaje de esos 27 millones de pesos, lo cierto es que no tengo ninguna prueba y sería irresponsable de mi parte señalar prematuramente un acto de corrupción en ese sentido.
Lo que sí puedo señalar, porque es algo evidente, es que se está haciendo mal uso de los recursos públicos al incluir en la selección de autores a funcionarios del gobierno estatal, tal es el caso del secretario general Amador Rodríguez Lozano, al que le publicarán su libro Los símbolos patrios. Sé de buena fuente que el secretario de cultura hizo hasta lo imposible para que el producto final fuera de calidad, sin embargo, eso es punto y aparte. Aquí lo importante es que ningún funcionario debe aprovechar su cargo para obtener beneficios personales.
Hay otros funcionarios que también serán publicados en el fondo editorial La Rumorosa, sin embargo, considero que el caso más escandaloso es el del secretario general de gobierno, ya que representa el colmo del cinismo por parte de él y el gobernador.
No sólo como periodista, sino como integrante de la comunidad cultural de Baja California, me indigna que no se tomen en cuenta a tantas autoras y autores legítimos, que por largos años han esperado una oportunidad así, y en cambio se favorezca a los cuates del mandatario estatal de una manera tan descarada.
*Comunicólogo y periodista.