Ciudad de México, 10 de septiembre de 2021. – Aunque existen más de 300 tipos de cefaleas o dolores de cabeza, los dos tipos primarios más comunes, aquellas que no están asociadas a lesión estructural o enfermedades determinantes, son la cefalea tensional y la migraña. Ambos padecimientos tienen más prevalencia en mujeres y son más frecuentes en personas con un mayor nivel de educación, afectando principalmente a aquellas entre los 30 y 40 años. Aunado a esto, tienen en común el estrés y la tensión como los principales detonantes de sus malestares, como rechazo a la luz y a los ruidos. Por ello, para concientizar e informar a la población sobre este padecimiento, el próximo 12 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Acción contra la Migraña.
Aunque en México no existen datos exactos sobre el número de personas que padecen este tipo de dolores de cabeza, la UNAM estima que entre 60 y 80% de la población sufre cefaleas tensionales y cerca del 15%, migrañas.
Al igual que la migraña, la cefalea tensional tiene una relación directa con el estrés debido a que los músculos de la cara, cuello y hombros se contraen o tensionan, generando una sensación de opresión alrededor de la cabeza, que a veces recorre el cuello. A diferencia de la migraña, no afecta el sueño, no se presentan náuseas y no se agrava con la actividad o esfuerzo físico; en cambio, se experimenta sensibilidad a la luz y al ruido. Asimismo, su intensidad va de leve a moderada, suele ser de corta duración y se presenta menos de 15 días al mes.
Por otro lado, la migraña se caracteriza por un dolor que pulsa en la mitad de la cabeza, suele ir acompañado de nauseas, sensibilidad a la luz y al ruido; además, se agrava con la actividad física. Se habla de migraña episódica cuando los malestares antes mencionados se presentan menos de 14 días al mes y duran de 4 a 72 horas.
Aunque ambos padecimientos son controlables, requieren de un abordaje multidisciplinario que implica tratamiento médico, psicológico y cambios en el estilo de vida, entre otros aspectos. Para ambos casos, los analgésicos simples y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son una alternativa eficaz para aliviar las crisis leves a moderadas que no son crónicas; es decir, que no se presenten más de 15 días al mes en un periodo mayor a tres meses
En cuanto a los cambios en el estilo de vida, se deben identificar los factores que detonan el malestar, tanto de las cefaleas como de la migraña, entre ellas:
1.- Estímulos frecuentes e intensos de luz y ruido. La vida actual nos ha orillado a pasar más tiempo frente a las pantallas, no solo de la computadora, sino del celular y televisión, pero el cansancio visual y la luz que emiten los dispositivos electrónicos pueden desencadenar los síntomas antes mencionados. Por lo tanto, se recomienda, en medida de lo posible, disminuir la exposición a pantallas y sonidos fuertes.
2.- Trastornos del sueño. Dormir en exceso o tener muy pocas horas de sueño pueden tener relación, principalmente, con ataques de migraña. Por ello, es importante tener un sueño reparador de 6 – 8 horas.
3.- Dieta alta en grasas saturadas y condimentadas. Se han identificado que los alimentos altos en grasas saturadas como quesos, embutidos y enlatados, así como cítricos, cafeína y chocolate, son factores que propician los malestares. Por eso es importante disminuir o eliminar su consumo y sustituirlos por alimentos ricos en fibra.
4.- Alcohol y tabaco. En ambos casos, se debe disminuir o eliminar para notar una mejoría.[i]
5.- Terapia Hormonal. Los cambios hormonales en mujeres, principalmente los que se dan durante la menopausia, se han relacionado con los ataques de migraña. Para evitarlo, se debe valorar terapia hormonal de reemplazo en casos necesarios.