VIENTOS DEL NORTE O EL GOBERNADOR NO TIENE CONEXIÓN
Por Benjamín M. Ramírez
El viento del norte empezó a escurrirse entre las palmeras y laceró la piel. La evocación sacudió mi cabeza y, con ella, los recuerdos. Golpe a golpe fui rememorando, reordenando la memoria, como en aquella ocasión en el que me quedé a la orilla del río porque el servicio en el paso de lanchas se había suspendido a causa del ciclón. Apenas tenía unas cuantas monedas para pagar el traslado, escasos doce años y la lluvia encima.
Cayó la noche y el viento aumentó su furor, algunas estimaciones indicaban 117 kilómetros por hora. Apenas la mitad de la intensidad comparada con la del huracán Roxana, 11 de octubre de 1995, que representó, en aquella ocasión, una amenaza fuerte para los pueblos asentados en las márgenes del Golfo de México, puesto que el meteoro se estacionó frente a las costas de Coatzacoalcos, sin rumbo fijo, para luego disiparse al convertirse en tormenta tropical.
En ese entonces, los daños materiales fueron cuantiosos, viviendas destrozadas, zonas pobladas inundadas, averías a la infraestructura del malecón costero, evacuación de damnificados, entre otras afectaciones por los remanentes del meteoro.
El 12 de octubre, el huracán no decidía aún si entrar o no a las costas veracruzanas y en la sala de redacción requerían imágenes de las afectaciones en el boulevard costero, pegado a la playa, los fotógrafos de planta andaban ajetreados.
Roxana ya alcanzaba rachas de vientos de hasta 170 kilómetros por hora.
«— ¿Vas? —me preguntó el jefe de información. —Voy —expresé con voz firme.
El viento azotaba mi escuálida humanidad, tenía en ese entonces el vigor, el tesón y la decisión que proporciona la juventud, sin miedo, arriesgado y temerario. Me pidieron no alejarme tanto de las instalaciones del periódico. Sin darme cuenta había avanzado un buen tramo sobre el malecón, regresar sería una odisea.
El viento golpeaba fuerte, frío, sin compasión, arrullando su mensaje de muerte.
Mis fotografías fueron publicadas en primera plana. Siempre estaré agradecido con el conductor que, sin miramientos, me pidió subirme a su unidad del servicio urbano para dejarme sano y salvo frente a las instalaciones del diario.
«— ¿Cuánto le debo? —pregunté. —Nada, dijo.
Recién visité Coatzacoalcos, la ciudad de las avenidas, Quetzalcóatl, la villa del Espíritu Santo, Puerto México, la ciudad en donde su alcalde se pone a barrer, en lugar de empezar por las situaciones más lacerantes en la región, como la inseguridad y el desempleo.
Amado Cruz Malpica espera, confiado, la instalación de la empresa cervecera que pudiera paliar la falta de trabajo, sin considerar que el suministro del vital líquido, escaso ya de por sí en su municipio, se agudizará por el consumo desmedido que la planta cervecera succionará de los mantos acuíferos, vaciando los depósitos, mantos freáticos y cuanto manantial se ponga a la mano.
Me extraña que poblaciones enteras en el sur de Veracruz tengan que sufrir por la falta de agua potable. Con tantas cuencas hidráulicas el agua no debería ser un problema. La cervecera que pretende erigirse como la panacea de la región sólo contaminará el agua, la hará escasa y la encarecerá.
De la inseguridad ni se diga. Ni el gobierno del Estado encabezado por García, ni Malpica, querrán atender de frente y de manera contundente este cáncer social que asola al país entero.
Recién ha sido asesinado el periodista José Luis Gamboa Arenas, crítico acérrimo de las instancias gubernamentales por la ola de violencia en la que se encuentra inmersa la entidad federativa.
Sin duda, y desde este espacio, se exige, —a nombre de los 28 periodistas asesinados durante el presente sexenio y dos desaparecidos—, —a nombre de los dos periodistas caídos en lo que va de este año— justicia, que los culpables sean castigados. Demandamos garantías para ejercer la labor periodística con toda libertad, sin presión alguna que ponga en riesgo la integridad y la vida de los comunicadores.
Organismos internacionales ya califican al país como uno de los más letales para el ejercicio del periodismo. Incluso la ONU, a través de la oficina en México de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ONU-DH, condenó los asesinatos de Margarito Martínez, ejecutado en Tijuana, y de José Luis Gamboa Arenas, muerto por varias puñaladas, en el puerto de Veracruz.
Las balas disparadas a la cabeza y que acabaron con la vida de Margarito Martínez, en Tijuana, así como las puñaladas que terminaran con la vida de José Luis Gamboa Arenas, en Veracruz, alcanzan a todos los comunicadores, laceran y lastiman, como un ultimátum velado, ante la inoperancia de los cuerpos policiacos, la anomia de los aparatos de justicia, la opacidad de los niveles de gobierno en su tarea constitucional aplazada de velar por la seguridad e integridad de los ciudadanos.
En este país cualquiera puede morir, sin saber la razón o la ocasión en la inevitable cita con la muerte. Ya lo expresó el poeta porteño, Huarichi: “¿Cuántos muertos necesitamos para vivir en paz?”.
EL SUSTO
Desde estas líneas quiero dar a conocer la anécdota de ser seguido durante mi trayecto hacia el aeropuerto para salir rumbo a Tijuana. Quizá sea sólo una situación aislada, un caso fortuito, pero si no fuera por la pericia y conocimiento que el taxista tiene sobre la zona, otros hechos estaría relatando. Quiero creer que se trata de algo imprevisto, un intento de robo, sólo un susto o el velado mensaje de aquí estamos. No juego al héroe, pero estoy consciente de que un día llegará.
«—Nos vienen siguiendo, no se nos despega, desde la entrada, dijo.
EL GOBERNADOR NO TIENE CONEXIÓN.
Es inadmisible que toda una entidad y su representante, Cuitláhuac García, queden mal en una transmisión a nivel nacional y ser objeto de escarnio por su homólogo de Aguascalientes. El gobernador no pudo establecer una comunicación efectiva durante la mañanera encabezada por el Presidente de la República que nunca pudo escucharlo de forma nítida.
Fue el turno del mandatario estatal de Aguascalientes, después de un primer intento de García por querer comunicarse a la mañanera: “Muchas gracias señor presidente. Un saludo desde Aguascalientes. Aquí sí hay audio, sí hay desarrollo y sí hay bienestar. Muchas gracias por acompañarnos a distancia”.
Después de un segundo intento, García tampoco logró su cometido de establecer un canal efectivo con la mañanera. Supongo que será por falta de presupuesto, capacidad o conocimiento para tratar de evitar estos inconvenientes, detalles nimios de cualquier operador de comunicación a distancia.
Ojalá y los inconvenientes del gobernador de la entidad veracruzana no lo padezca el magisterio a través de las clases a distancias. Quizá los propios docentes son los que tengan que sufragar los costos del servicio de internet y garantizar una comunicación efectiva en la sesión educativa.
Quiero terminar con una inquietud que me expresaron algunos maestros del subsistema del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz, COBAEV, bajo la tutela del secretario de educación, sobre las propiedades que presuntamente posee la líder del SUITCOBAEV, Erika Ayala Ríos, quién ha dejado en heredad a su hijo una plaza docente, sin poseer estudios universitarios, violando y atropellando con este beneficio otorgado a su retoño, a los más elementales derechos de los agremiados a quienes representa.
Quizá será necesaria una investigación a fondo sobre el manejo de los derroteros que han tenido los dineros de los agremiados al SUITCOBAEV. Por cierto, el titular de la secretaría de educación en Veracruz, anda con mucho afán procurando las plazas ocupadas durante muchos años por decenas de trabajadores cuya experiencia y dedicación han sido entregadas al COBAEV.
Es probable que Escobar, titular de la SEV, quiera cubrir las cuotas de los grupos que llevaron al poder a García, favores o premios a quienes se encuentran más cerca de los peldaños del poder.
Lo mínimo que deberán realizar los trabajadores desplazados será el pago del finiquito respectivo, el respeto del salario devengado, entre otras obligaciones laborales que deberá cubrir este organismo descentralizado en Veracruz, pero supongo que quien tiene la obligación de defender a los afectados no está en la mejor disposición para discutir los términos con el patrón.
Mis amigos docentes tendrán que pelear solos, abandonados a su suerte, descobijados, desplazados, por la necesidad del pago de las cuotas del partido, de los compromisos de la élite, como una muestra de que, como lo expresa Heráclito de Éfeso, nada cambia y todo permanece.